¿Qué es el estilo?
¿Qué es para ti el estilo?, ¿cómo lo definirías?
Antes de embarcarme en esta aventura de intentar averiguar por qué no estoy satisfecha con mi indumentaria, por qué no me siento segura y confiada con mis outfits a pesar de aplicarme algunas pautas de estilismo, o por qué a a veces me aburro de mi armario, tenía un concepto de estilo muy diferente al que tengo en estos momentos.
Siempre había pensado que el estilo se reducía a algo puramente estético. Estilo clásico, creativo, minimal, boho, vanguardista, moderno..., y que la etiqueta se ponía en función del look. También compartía la idea de "o se tiene estilo" "o no se tiene". Aquella mujer elegante, sonriente, con porte, esa era la que tenía estilo. De igual manera, todas las it girls, las blogueras, las famosas de portada de revista, todas ellas claramente tenían estilo, sabían vestirse!!!
Ahora, tras muchas horas de lectura, estudio y reflexión, mi forma de pensar ha cambiado radicalmente. El estilo, tal y como vamos a entenderlo en este blog, tiene que ver con la imagen que la persona tiene de sí misma, la imagen que desea, y aquella que refleja exteriormente.
Es un compendio de muchos factores relacionados con el portador de esa indumentaria, no únicamente un conjunto o outfit. Cuando hablemos de estilo a partir de ahora vamos a referirnos a la imagen que mostramos en su totalidad, teniendo en cuenta quiénes somos, quiénes desearíamos ser y lo que finalmente mostramos a los demás. Vamos a intentar verlo y analizarlo como la expresión externa de nosotros mismos. Y claro, nosotros somos seres muy, pero que muy complejos.
Podríamos decir que la ropa que llevas, el maquillaje que usas, tus colores predilectos, tu manera de hablar y expresarte, tu comunicación no verbal (tus gestos y posturas), pero también, tu forma de ser, la manera en que percibes tu cuerpo, el modo en que te relacionas con los demás, tus sueños, tus objetivos, la decoración de tu casa, la elección de tus vacaciones, el sitio al que vas a tomarte unas copas, tus hobbies..., proyecta una imagen. Una imagen ante ti mismo y ante los demás. Y esa imagen, puede ser más o menos real en función de la coherencia que haya entre tu yo real y tu yo ideal.
El estilo, grosso modo, está compuesto por dos dimensiones: una interna (cómo me percibo y me valoro) y una externa (cómo me muestro a los demás). Estas dos dimensiones conforman finalmente nuestro estilo, y por tanto, no podemos reducirlo únicamente a nuestra apariencia física o indumentaria. Detrás de cada estilo hay una persona con unos valores, creencias, estilo de vida, deseos, potencialidades, limitaciones, no sólo es el aspecto.
Es fundamental, entonces, ahondar en estas dimensiones tanto como sea posible para desentrañar cuál es nuestro verdadero estilo, aquel que es auténtico o que más coherencia muestra con nuestra esencia, aquel que amamos, y que en definitiva, nos representa y hace felices. Esa creo que es la clave de todo.
Quizá ahora no entiendas qué tiene que ver la decoración de tu casa o el sitio al que vas con tus amigos a tomar un café o unas cañas con tu estilo propio, pero acabarás comprendiéndolo. Todos estos elementos forman parte del mismo círculo, todo forma parte del estilo, lo que pasa que muchas veces no somos conscientes de ello y únicamente vemos la parte más estética.
La mayoría de las veces, nuestra preocupación por encontrarnos bien se focaliza en la renovación del armario, y estamos tan perdidos que la única solución que adoptamos es la de salir a comprar más y más, e invertimos gran cantidad de dinero y tiempo en adquirir prendas que luego quedan atrapadas en el fondo del armario.
Pasamos horas viendo revistas e imágenes de otras mujeres e intentamos adquirir esas prendas que a ellas les quedan tan bien. Nos limitamos a copiar e imitar sin ni siquiera pararnos a pensar si esas piezas nos representan, qué mensaje estamos queriendo transmitir, y por qué necesitamos copiar.
En el fondo, nos falta algo. No nos sentimos bien con algún aspecto, no nos encontramos, no nos aceptamos. Y detrás de todas estas emociones, sentimientos, necesidades y anhelos se esconde un mapa personal profundo, difícil de descifrar, en el que se halla la clave que nos ayudará a crear una composición más armoniosa que realmente amemos.
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