Nuestra imagen ideal
¿Qué tal te fue evocando sensaciones con tu estilo?, ¿tus prendas favoritas te hacen feliz?, ¿con qué outfit te sientes más segura? Cada día al vestirte fíjate en qué te hace sentir lo que llevas puesto, podría ser únicamente una pieza o todo el conjunto.
Ya hemos hablado de que la ropa que encontramos en nuestro armario proyecta la imagen que tenemos de nosotros mismos, pero, ¿esa imagen es real?, ¿verdaderamente nos representa?, ¿o habla de una imagen más bien ideal?
No me canso de hablar de la importancia de autoconocerse y emplear algún tiempo en mirarnos dentro. Considero que es la única manera de provocar cambios reales y duraderos, el mejor punto de partida para encontrar un estilo que nos represente.
Cuando compramos prendas que a priori creemos que nos gustan y que son parte de nuestro estilo, pero luego no las usamos o a la hora de la verdad no nos vemos con ellas, posiblemente sea porque no nos representan. No encajan con nosotros. Quizá compramos esa pieza para vestir a nuestra imagen ideal.
Una imagen que está proyectando lo que quieres ser pero aún no has conseguido. Una imagen que encarna lo que deseas ser, y cómo anhelas te vean los demás. Un ideal que vamos construyendo a lo largo de nuestra vida, y que está basado, en gran parte, en la voz interna que nos alerta de cómo debemos ser. Nuestro autocrítico. Pero también, en lo que los demás esperan de nosotros, y lo en lo que socialmente es deseable. De ahí que busquemos modelos para copiar. Copiamos comportamientos, y copiamos looks que simbolizan ese deseo.
Queremos ser otros, queremos ser perfectos, mejores, merecedores de éxito y reconocidos por el entorno. Y guiarnos por una imagen ideal no está mal, es en cierto modo un aliciente para transformarnos y seguir desarrollándonos. El problema estriba en cuánta distancia existe entre tu imagen real y la ideal. Porque cuanto mayor es la distancia, más frustrados nos sentiremos.
Nuestra indumentaria debería ser una decisión personal, alejándonos de imposiciones sociales.
No existe un modo correcto o incorrecto de vestirse, son aspectos totalmente subjetivos, y a pesar de que es cierto que hay ciertas normas establecidas y aceptadas socialmente, la realidad es que en ningún caso tenemos que seguirlas.
Si lo piensas, nadie debería imponernos cómo debemos vestirnos, porque en el fondo no hay un modo correcto o incorrecto de hacerlo, sólo ideas acerca de lo que uno considera adecuado o acertado; pero es que lo que uno considera adecuado proviene de interiorizar, a lo largo de la vida, lo que se considera ya aceptado por nuestra sociedad, y aquello que no se corresponda con lo normal queda censurado.
No existe duda alguna de que todos nos vemos influenciados por personas que admiramos, y deseamos ser como ellas porque justamente son lo que a nosotros nos gustaría ser, o viven como querríamos vivir. Intentamos imitar su imagen y así sentirnos más cerca de lo que representan para nosotros. Modelar está bien, pero sin sobrepasarse.
Es probable que las prendas que sí usas regularmente, te encantan y te hacen sentir confiado estén representando tu imagen real, y aquellas con las que no acabas de llevarte bien, te supongan un esfuerzo e incomodidad estén conectadas con la ideal.
Por contra, aceptar quienes somos, con nuestras virtudes y defectos, ser conscientes de nuestras posibilidades reales, y querernos lo conveniente aporta el suficiente grado de realismo como para emprender cambios que podamos lograr. Cuestionándose uno mismo, y cuestionando las exigencias del entorno, nos empoderamos para ser más críticos con el autosabotaje obteniendo una mayor flexibilidad para con nosotros.
Próximamente haré una entrada acerca de las "distorsiones cognitivas". Es algo que me parece muy interesante para entender por qué a veces nos creamos una imagen de nosotros que no es real.
Por ahora, piensa en la imagen ideal a la que aspiras en la actualidad y si te está suponiendo una posible fuente de frustración.
¿Cómo es esa imagen?, ¿qué características tiene?
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